Terminada la huelga magisterial y cuando se planeaba el ajuste y algunos cambios en el Gabinete, incluyendo la cartera de Educación –debilitada luego de la prolongada medida de fuerza de los profesores–, llegó desde el Congreso de la República la solicitud de interpelación a la ministra Marilú Martens. Para Educación, el premier Zavala habría ofrecido la cartera a Hugo Ñopo, economista e investigador principal de GRADE, con un perfil más parecido al de Jaime Saavedra, para continuar con la política educativa. Ante ello, el Gabinete solicitó la cuestión de confianza pero la posterior censura cambió todo.
La nueva primera ministra, Mercedes Aráoz, llevó a Idel Vexler al Minedu gracias a su familiaridad con él durante el segundo gobierno aprista, pues Vexler estuvo en los inicios de la reforma educativa como viceministro de Gestión Pedagógica, cargo que ocupó durante el gobierno de transición y, luego, entre el 2004 y el 2011. El nombramiento se consolidaría tras una reunión con las diversas bancadas del Congreso.
Esta designación fue motivo para que muchos recordaran sus declaraciones y columnas críticas dirigidas al trabajo de los ministros Saavedra y Martens, e, incluso, sus opiniones sobre el manejo de la huelga magisterial. El propio Hugo Ñopo, recordó que en la gestión de Vexler se maltrató a los docentes y se despilfarró en la entrega de laptops, lo cual no generó ningún impacto en la mejora educativa. Por su parte el ex congresista Daniel Mora –promotor de la ley universitaria- remarco que “Vexler nunca ha estado de acuerdo con las reformas del sector y se ha opuesto al Sunedu”
Lo que no se entendió es que el ministro Zavala al justificar la cuestión de confianza ante el Congreso apeló a la continuidad de la reforma educativa, para terminar nombrando luego, como titular del sector a uno de los más críticos. Si bien Vexler, presto, ha asegurado que la reforma seguirá adelante, sus decisiones serán las que hablen, toda vez que ha quedado claro que se está marcando un cambio con la gestión iniciada por Jaime Saavedra.
Durante la última huelga magisterial, la ministra Martens se mantuvo firme en mantener la evaluación de desempeño a los docentes; sin embargo, el nuevo ministro no tiene esa misma determinación, ya que en varias entrevistas se ha mostrado ambiguo en sus respuestas al respecto manifestando que “en el momento oportuno vamos hacer algunos anuncios a fin de que los maestros sientan que esta evaluación es confiable, válida y, sobre todo, orientada a mejorar su desempeño”. En otro momento, ha señalado que la evaluación tendría valor solo para los aprobados, y que no será considerada para el resto en esta primera ocasión, lo que en la práctica equivale a no aplicarla.
En la misma línea el congresista Edgar Ochoa de la bancada de Nuevo Perú, presentó un proyecto de ley que busca cambiar la Ley de Reforma Magisterial sosteniendo que los docentes que desaprueben las tres evaluaciones no sean despedidos, sino reubicados a otros puestos donde puedan desarrollar sus capacidades en otras áreas del sector.
La dirigencia radical de los SUTE regionales tuvo que suspender la huelga al verse derrotados por su exigencia maximalista, pero la debilidad mostrada por la nueva gestión, solo por congraciarse con los líderes, los ha empoderado nuevamente al punto que ya han anunciado un paro nacional para el 25 de octubre. Solo falta que reintegren a los docentes en huelga para sellar la capitulación ante el gremio.
Cambios en la Sunedu
De acuerdo con un informe del semanario Caretas, los cambios más importantes estarían en el tema de la educación superior. Como se sabe, hasta la fecha solo 15 universidades se han licenciado de las 79 que han sido evaluadas, y muchas deben completar el proceso, subsanar o adecuarse a los nuevos requerimientos. Para Idel Vexler, el licenciamiento de las universidades ha sido “demasiado fuerte, lento y burocrático”. Sobre la Sunedu, ha manifestado que tiene la idea de conformar un consejo directivo “más plural” con representantes de las universidades, empresariado, academia y del ministerio, para que entre ellos elijan al superintendente.
Actualmente, los que conforman el Consejo Directivo son cinco consejeros –elegidos por concurso público–, un representante de Concytec y la superintendente, Lorena Masías. Esta última fue propuesta por el Ejecutivo y ratificada por el Consejo.
En el Parlamento, un proyecto de ley del aprista Javier Velásquez en la Comisión de Educación busca que “profesores de trayectoria intachable formen parte de la Sunedu”, además de desligar totalmente a esta entidad del ministerio.
A lo anterior se suma la presión que comenzó a ejercer la Asociación Nacional de Universidades (ASU), conformada por 68 universidades, que en el Pleno Nacional de Rectores realizado el viernes 22 de setiembre defendió el fuero universitario “para recuperar su autonomía, la devolución del presupuesto y homologación del sueldo de docentes”. A esto hay que añadir que la moratoria que prohíbe la creación de más universidades está por vencer. Veremos si se prorroga o si se abren las opciones a la creación de nuevas universidades.
En enero del próximo año culmina el periodo de Masías y pueden ratificarla o cambiarla. Las cartas están sobre la mesa.
Un aspecto positivo del nuevo ministro es su experiencia y tal vez por ello no quiere abrirse muchos frentes, como venía ocurriendo con la gestión anterior en el tema del currículo vinculado a la “identidad de género”, pues al ser ambiguo ha sugerido algunas modificaciones en el texto a fin de no incomodar al colectivo “Con mis hijos no te metas”, reiterando que propiciará el respeto e igualdad de hombres y mujeres, así como de las minorías. Con dicha actitud es probable que tampoco tenga muchos conflictos con la bancada mayoritaria, lo que, eventualmente, puede servirle para concentrarse en la gestión de su sector. Tiempo al tiempo…