AGNP: INVERTIR EN LA EDUCACIÓN DE LA PRIMERA INFANCIA ES VITAL

Artículo de la Asociación de Nidos y Guarderías Privadas del Perú.

Los primeros años de vida son clave en el desarrollo de toda persona, por lo que invertir en esta etapa crucial se vuelve cada vez más imperativo. Ante ello, se debe fortalecer la política pública de desarrollo infantil y legitimar la educación inicial. Los niños y niñas son ciudadanos que merecen una inversión consciente y los adultos son los llamados a velar y garantizar que esto sea prioridad de toda política pública.

 

La importancia que tiene la educación inicial ha sido demostrada por numerosas investigaciones en diversos ámbitos: psicología, medicina, sociología, neurociencia, etc. Es innegable el reconocimiento de los efectos de un desarrollo armonioso durante los primeros años de vida en un ser humano; es por ello por lo que diferentes países se han comprometido a trabajar en favor del acceso a una educación de la infancia con calidad y equidad.

En el Perú, nuestro querido nivel Inicial está reconocido en el artículo 17º de la Constitución peruana y, según la Ley General de Educación (Ley 28044, 2003), es el primer nivel de la Educación Básica Regular, que atiende a niños menores de 6 años y se organiza en dos ciclos: Ciclo I, que atiende a niños y niñas menores de 3 años, y Ciclo II, que atiende a niños y niñas de 3 a 5 años.

Los nidos y guarderías ANGP creemos firmemente, como dicen los lineamientos “Primero la Infancia”, que es prudente y vital invertir en políticas públicas en favor de nuestros niños y niñas menores de 6 años. Todo lo que se haga o deje de hacer en los primeros años de una persona repercute a lo largo de toda su vida (Ponce, 2016).

Entre los 0 y 6 años, existe una ventana de oro, una etapa de inmensas oportunidades que son el cimiento de todo proceso de enseñanza-aprendizaje. En estas edades se fortalecen y potencian habilidades y destrezas cognitivas, motoras, físicas, volitivas y psicosociales.

Son numerosos los estudios científicos que demuestran la importancia que tiene el desarrollo integral de la primera infancia, una educación inicial de calidad impacta la vida del ser humano posibilitando el desarrollo de capacidades, habilidades, competencias, aprendizajes, niveles de salud, adaptación, entre otros, a lo largo del ciclo de vida. La ciencia nos dice que el periodo de la infancia temprana es un tiempo tanto de gran oportunidad como de considerable riesgo, y su influencia puede extenderse a lo largo de una vida (Shonkoff, 2012).

Una maestra ANGP es una profesional de educación y proporciona una interacción de calidad, con diversas situaciones de aprendizaje vivencial, genera experiencias significativas en aulas cargadas de ilusión con el propósito de educar, fomentando un vínculo y la conexión emocional con padres, madres, y todas las personas que estén a cargo del cuidado y educación del niño. Las maestras de Educación Inicial ANGP son de naturaleza curiosa y creativa, con alto espíritu de nobleza, extremada paciencia y carácter innovador. Son respetuosas de sus características individuales, sus necesidades e intereses y están centradas en promover el desarrollo de sus potencialidades y de aprendizajes significativos a partir de experiencias lúdicas, creativas e interactivas, en un clima de afecto y seguridad, además de los cuidados de salud, alimentación, nutrición, etc.

La comunidad ANGP involucra por naturaleza a la familia, los padres se convierten en aliados y juntos logramos una participación comprometida. Asimismo, en nuestro nivel el trabajo multidisciplinario asegura atender las diferentes dimensiones de la persona, por lo que nuestros niñas y niños son educados con habilidades para la vida.

Desde ANGP invocamos y trabajamos con nuestras autoridades para fortalecer la política pública de desarrollo infantil y legitimando la educación inicial. Buscamos que se diversifiquen los servicios que se prestan para que una mayor población infantil pueda acceder a los mismos. Esto debido a lo favorable que resulta el impacto de las intervenciones tempranas; además, existe suficiente evidencia que corrobora la premisa de que los niños y niñas que asisten a los servicios de desarrollo infantil e instituciones de educación inicial tienen mayores probabilidades de alcanzar las habilidades y destrezas suficientes para la escuela y la vida. La evidencia científica sugiere que mientras más positivo y alentador sea el ambiente en el que se desarrolla un niño o niña, mayores posibilidades tendrá de potenciar todos los ámbitos de desarrollo infantil, lo que tendrá incidencia a lo largo de su vida.

¡Los primeros seis años de vida son decisivos! La educación inicial sin duda es el cimiento de su desarrollo integral y posteriores aprendizajes. En esta etapa, el cerebro evidencia una alta plasticidad y desarrollo neuronal, por lo que la calidad de las experiencias e interacciones, unidas a factores genéticos y ambientales, tienen una gran influencia en el desarrollo de las habilidades sociales, emocionales, volitivas, cognitivas y motoras, es decir, en todas las dimensiones del ser humano.

Según Heckman, “la idea de que las habilidades hacen que se adquieran habilidades, sucede durante los primeros años”. Esta simple frase nos indica lo que ocurre en la arquitectura del cerebro del niño, es decir, que generas habilidades, que sea más fácil adquirir más habilidades que permitan su desarrollo integral, invertir en educación hace que después no tengas que intervenir en solucionar aquello que está en déficit o simplemente no se adquirió.

Los niños y niñas son ciudadanos que merecen una inversión consciente y los adultos somos los llamados a velar y garantizar que esto sea prioridad de toda política pública.

En ANGP somos sensibles a la realidad y tomamos acción dando lo mejor de nosotros en nuestras aulas, sabemos ahora más que nunca que la vocación de educadoras se pone de pie para enfrentar la peor crisis de la educación en los últimos cien años. Desde ANGP recomendamos a los padres de familia fomentar siempre ambientes saludables en casa y en todos los entornos inmediatos al niño, como base para todo el aprendizaje posterior.

La educación inicial es el nivel que genera la base más potente para la adquisición de habilidades, invertir en los niños y niñas definitivamente tendrá resultados, no solo en su familia, sino en todo nuestro país.

Con fundamento científico hay que construir un proceso de transformación que apunte a la educación de nuestros niños y niñas menores de 6 años. Los factores genéticos y ambientales hacen que tu hija o hijo sea único, valioso e irrepetible; por tanto, es vital que desde la primera infancia busquemos desarrollar todos los procesos necesarios que le permitan el aprendizaje para el resto de su vida. Es importante entender que todo lo que ocurre en la primera infancia revoluciona todo el futuro de un ser humano, la neurociencia ha demostrado con evidencia que debemos reeducar, reinventar, repensar nuestras creencias sobre esta etapa de desarrollo.

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