La semana pasada el Congreso de la Republica aprobó la ley de la promoción de la alimentación saludable, más conocida como “ley de comida chatarra”, debido a que la misma regula sobre la venta y publicidad de alimentos y bebidas con grasas trans, alto contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas.
Dicha ley prohíbe la venta de estos productos en los colegios, así como su publicidad en medios masivos como TV, radio, diarios, paneles, etc. Además, promueve el cambio de etiquetas consignando la alerta “alto en azúcar o grasa” o “evite su consumo”. Desde Aspec han precisado que la publicidad no debe mostrar porciones exageradas o incluir juguetes en sus promociones.
Los gremios empresariales se han manifestado contrarios por la imprecisión de la definición de “comida chatarra” y han cuestionado la falta de coherencia de política educativa, en vista de que quienes deciden lo que comen los niños son los padres.
Por su parte, el Colegio de Nutricionistas han saludado la iniciativa; sin embargo algunos nutricionistas han manifestado que ciertas comidas peruanas también estarían en esta categoría. Incluso el cardenal Juan Luis Cipriani ha opinado que se debe dejar en libertad de elegir sobre la base de una cultura de comida saludable.
Es claro que una ley no eliminará la obesidad y el sedentarismo de niños y adolescentes, se trata más bien de promover una educación saludable. De hecho, en muchos colegios ya se han implementado los kioscos saludables, además de invocar a los padres de familia a que envíen a sus hijos loncheras saludables.
Hay un aspecto sí, que compete directamente al Gobierno: restituir los cursos de Educación Física en las escuelas y colegios. Ocurre que para los tres millones de niños que asisten a los colegios públicos en primaria, solo hay 1792 profesores de Educación Física de los 140 mil docentes de aula; es decir, un profesor para 1,674 estudiantes. En los colegios privados, con excepción de un 10% o 15%, la situación no es diferente, e, incluso, podría ser peor ya que la mayoría funciona en pequeños locales sin ambientes deportivos ni patios.
En lugar de promover la actividad física como un factor determinante para mejorar el estilo de vida de los escolares, se ha optado por culpar a la alimentación “chatarra”. Por citar un dato, en un estudio de Ipsos el 66% de la población opina que la forma de combatir la obesidad es la actividad física y solo el 25% considera que se debe restringir la publicidad de alimentos no saludables.
Los congresistas Cenaida Uribe y Alberto Beingolea han propiciado proyectos para priorizar plazas para profesores de Educación Física. No obstante, a pesar de que fueron aprobadas en el Pleno del Congreso, fueron observadas por el Ejecutivo por un problema de financiamiento.
Faltan 60 días para que dicha ley entre en vigencia, así como para regular y precisar sobre sus alcances. Esperamos que se evite perjudicar a las empresas fabricantes, empresas de publicidad y de comunicación, y se tome la mejor decisión, pues mente sana en cuerpo sano es lo óptimo.