Colegio Santa María Eufrasia – La Molina

La importancia de la formación en valores cristianos hoy día en las instituciones educativas inicial, primaria y secundaria
Colegio Santa María Eufrasia – La Molina

Pbro. Daniel de Jesús Picado Talavera

CJM

RESUMEN

La pastoral educativa está muy comprometida con la formación en valores cristianos como un servicio fraternal como acción concreta de la Iglesia. El acompañamiento espiritual en una institución educativa no solamente se centra en la celebración de la Eucaristía y demás sacramentos, sino también es su misión velar por el bienestar integral de los niños y jóvenes.

Los niños y jóvenes se presentan a la institución educativa con una serie de realidades que no son ajenas a la pastoral, pues el área espiritual está ligada a las demás áreas del ser humano.

Que los niños y jóvenes cuenten hoy día con el acompañamiento y formación en valores cristianos en sus instituciones educativas es un plus que sin duda alguna estaría aportando en gran medida a solidificar el ser y quehacer de la nueva sociedad que cada vez más saca a Dios se su vida cotidiana.

Palabras clave: Pastoral; Servicio; Dirección; Integral; Formación; Misión; Iglesia; Valores; Educación; Apoyo; Sacramentos; Familia; Identidad; Evangelio; Acompañamiento; Dios.

La pastoral es un ministerio, un servicio fraternal, una acción de la iglesia que pretende generar la conversión de la persona para poder alcanzar la plenitud de la vida, el Reino de Dios. Ha de ser, como lo ha dicho el papa Francisco, “una pastoral evangelizadora audaz y sin miedos que anuncie la Buena Nueva que es Jesús y su Evangelio’’; asimismo, para alcanzar esto es necesario tener un corazón inflamado en la hoguera de amor de Dios, porque “tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios”.1

La misión fundamental de la pastoral educativa tiene una gran responsabilidad, pues el acompañamiento espiritual en una institución educativa no solamente se centra en la celebración de la Eucaristía y demás sacramentos que, si los hay, han de ser muy bien valorados dado que es una gracia que no todos la tienen, sino también la formación en valores cristianos, como lo dice Aparecida: “La Iglesia está llamada a promover en sus escuelas una educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en la comunidad,(…) La Iglesia deberá impulsar una educación de calidad para todos, formal y no-formal, especialmente para los más pobres. (…) Para ello, necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que acompañe los procesos educativos (…) Debemos rescatar la identidad católica de nuestros centros educativos por medio de un impulso misionero valiente y audaz, de modo que llegue a ser una opción profética plasmada en una pastoral de la educación participativa. Dichos proyectos deben promover la formación integral de la persona teniendo su fundamento en Cristo, con identidad eclesial y cultural, y con excelencia académica. Además, han de generar solidaridad y caridad con los más pobres. El acompañamiento de los procesos educativos, la participación en ellos de los padres de familia, y la formación de docentes, son tareas prioritarias de la pastoral educativa.”2

Por tanto, desde la pastoral y con el apoyo de los docentes y tutores se deben tener en cuenta de manera integral las realidades de los niños y jóvenes, tales como: familias desorganizadas, problemas de soledad, tensiones, peligros de adicción, etc. que, aunque algunos de estos aspectos correspondan a otras áreas como la psicología, no se puede descartar que también desde la parte espiritual se puede ofrecer una ayuda impresionante. Es menester mencionar que en las jornadas y retiros espirituales con los niños y jóvenes es increíble todo el bien que se les puede hacer, son espacios liberadores y sanadores que difícilmente se pueden encontrar sin Dios.

Sin duda alguna, esto es un gran reto para las instituciones de hoy día, dado que nuestra sociedad actual cada vez más saca a Dios de su vida cotidiana, en muchos lugares se han sacado los crucifijos de las escuelas, de los hospitales, de las oficinas, de las casas de familia, etc. Esto, como consecuencia, provoca en las nuevas generaciones un preocupante desinterés por los temas religiosos; me atrevo a decir que, incluso en los colegios religiosos, contamos con estudiantes que se muestran muy ajenos a temas espirituales. He aquí la importancia de la formación familiar, porque este también es el tema, no sirve de mucho si desde la pastoral educativa se hace el esfuerzo por aportar a la formación en valores cristianos y humanos en los niños y jóvenes, si en el seno de sus familias esto no se practica. Sigue siendo cada vez más un gran reto.

Cuando hablo de la ausencia del crucifijo, no solamente me refiero a sacar literalmente la imagen del crucificado, sino a sacar toda práctica digna del cristiano, porque no nos engañemos, uno entre más “divino” quiera ser, más “humano” hay que ser; es decir, si yo quiero ser santo, tengo que ser muy humano. Cristo nuestro Señor eso nos enseñó: nos mostró su divinidad siendo muy humano; siendo sensible al dolor ajeno, siendo cercano con el excluido por los poderosos, con el lisiado, con el enfermo y el desprotegido. Dios se abajó totalmente para mostrarnos el cielo en la tierra.

Esto es lo que se busca con la formación desde la pastoral, trabajar para que nuestros niños y jóvenes sean muy humanos para que logren su divinización, el sentido de la divinización; generando valiosos aportes a esta sociedad con un corazón sólido y bien formado en valores cristianos que cada vez se necesitan más, porque pareciera que nuestro mundo perdió el horizonte, se le olvidó que nuestra única misión era amar, todo lo demás es añadidura.

 

¹ Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2015.

² Documento de Aparecida (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano 

   y del Caribe: 13- 31 de mayo del 2007) # 334 y 337.