La educación pasa y pasará por grandes y profundos cambios; cambios de actitudes, ideas, paradigmas, filosofías, culturas, y solo responderá a su objetivo cuando dé la debida importancia a la capacidad creativa.

La creatividad, como elemento innato en el ser humano, ha logrado dominar el medio ambiente en las diversas etapas de la historia, dando muestras de superioridad respecto a los demás seres vivos.

Para Einstein “La creatividad es más importante que el conocimiento en momentos difíciles”.

Es elemental fomentar la actitud creadora de los niños porque es así como vamos a lograr mayor concentración, a fin de obtener mejor capacidad de observación, fijación y síntesis. Es necesario eliminar programas con muchos contenidos y conocimientos, ya que la modernidad demanda un mundo en aceleración creciente, donde lo único que sabemos es que los cambios superan todas las previsiones.

Hoy se registran muchos alumnos fracasados, que no triunfan en sus estudios porque están sometidos a sistemas de aprendizaje no adecuados y a profesores poco creativos, quienes valoran más el simple retener, que el saber hacer; estimulan más al alumno receptivo que al creativo, dan más importancia al tiempo que a la oportunidad, dan más valor a la información que a la adquisición de destrezas; contribuyendo así al despilfarro de talentos.

La creatividad no es un mito ni es una moda pasajera; es una necesidad para los seres humanos del siglo XXI. Empieza a considerarse como riqueza social y no solo como potencial individual; y es que poco a poco las personas van dándose cuenta de que la fuerza principal de una nación no radica en las reservas de oro, carbón o hierro, sino en la capacidad de sus hombres para la originalidad creadora. Es por eso que el objetivo principal de la educación debe ser el desarrollo de la creatividad, tanto de los alumnos como de los profesores. Para lograr esta competencia es importante que nuestros alumnos tengan una adecuada autoestima y que los maestros aprendamos a ver el lado creativo del error y el azar. F. De Bono escribe: “equivocarse suele ser esencial para la creatividad”.

“Los errores son la evidencia de que alguien ha intentado conseguir algo”, dice J.E. Babcok.
Frente a los errores, los maestros debemos desterrar la reprobación penalizada; más bien es necesario incentivar el punto de vista constructivo como elemento de desarrollo y progreso personal. Es importante analizar los errores, las fallas, los imprevistos, antes de desecharlos.

“El error no es un defecto del pensamiento, sino el testigo inevitable de un proceso de búsqueda”, afirma Martinand.

El ser creativo implica ser original, imaginativo, novedoso, audaz.

La creatividad tiene sus bases en la perseverancia, el empeño, la entrega y la paciencia.

En el Colegio Brüning, los maestros están utilizando el método científico, creativo, socrático y de aprender a pensar. Los métodos creativo y científico fomentan en el alumno la capacidad para observar, formular hipótesis, descubrir, experimentar, ensayar, indagar, concluir: estos métodos fijan el aprendizaje, son eficientes y eficaces, y, lo más importante, es que formamos a niños capaces de tomar decisiones, solucionar problemas y cultivar sus talentos.

Uno de los cambios de la educación será brindar a nuestros alumnos aprendizajes significativos; es decir, que los niños aprendan a aprender, a pensar, a crear, a tomar decisiones, a resolver problemas y ser auténticos.
En estos tiempos difíciles, con opciones limitadas, con ajustes y reajustes, la creatividad es la mejor opción.

Concluiré diciendo: “Creatividad es mirar un problema o una situación de manera diferente a los demás”.