Situación de los colegios públicos

El retorno a una tensa calma

Luego del protagonismo que obtuvo el sector educativo en los últimos años, que mostró logros interesantes impulsados por la gestión de Jaime Saavedra, el interés por los problemas que aquejan a la educación peruana han vuelto al perfil discreto acostumbrado durante décadas. La coyuntura reciente desplazó los temas de modernización educativa a los de supervivencia docente, en un contexto en el que los resultados de aprendizaje deberían volver a la palestra.

El 2017 ha sido distinto a los últimos años de gestión del gobierno pasado, que mostraba, por un lado, algunos logros gracias a una serie de políticas orientadas a impulsar la meritocracia de los docentes con programas de capacitación y evaluación, y, por otro, se habían desarrollado una serie de decisiones con el objetivo de implementar y equipar colegios en coordinación con otros ministerios y organismos implicados a fin de mejorar la calidad educativa, evaluando, midiendo y corrigiendo, además de evitar la deserción.

Estas decisiones contaron con el amplio respaldo de todo el Ejecutivo, empezando por el Presidente de la República. Incluso, varios gobiernos regionales se compraron el pleito. Así, recordamos como en el CADE Ejecutivo cientos de empresarios reconocían y aplaudían las políticas tomadas, y la prensa cubría como nunca antes las acciones y los buenos resultados que se alcanzaron en distintas mediciones, incluyendo la evaluación Pisa.

Los temas educativos han perdido protagonismo gracias a la inacción de la presente gestión o por la urgencia de la coyuntura complicada que le tocó enfrentar. En todo caso, una de las principales noticias del sector ha sido la prolongada huelga del magisterio, así como la interpelación de dos ministros por el Congreso de la República, dispuesto a desmantelar la reforma educativa. La huelga sirvió para que el Sutep lograra adelantar el incremento ofrecido, pero lo más irónico fue que mientras la entonces ministra Marilú Martens pudo quebrar la pretensión de eliminar las evaluaciones y haber levantado la medida de fuerza, el actual ministro suspendió más bien dicha evaluación. Además, luego del prolongado tiempo de pérdida de clases, tampoco se realizó la Evaluación Censal de Estudiantes, cuyo resultado fue, tal como señala Ricardo Cuenca, que “durante este tiempo de gobierno todo lo avanzado parece desvanecerse”.

La escuela pública ha logrado desde hace unos cuatro años un importante crecimiento, en la que ha obtenido, incluso, mejores resultados en las evaluaciones de matemáticas, y se ha acercado a los colegios privados en comprensión lectora. Haber abandonado la reforma educativa y todo el impulso hacia la educación rural acentúa, lamentablemente, la brecha existente entre la escuela urbana y rural.

En el 2017 se completó la creación de los Colegios de Alto Rendimiento (COAR) en todas las regiones, los mismos que cuentan con la certificación del Bachillerato Internacional. Los colegios con Jornada Escolar Completa (JEC) tienen horario extendido hasta las 15:30, fueron implementados por la gestión anterior en el 2015 con mil colegios, se incrementó a 1600 el 2016 y para el 2017 se debía llegar a los 2 mil en colegios de secundaria. Esta experiencia incluye el refuerzo de las áreas de Idiomas, Matemáticas, y Educación por el trabajo. Hasta el momento, el Ministerio de Educación no ha dado ninguna información sobre algún cambio o incremento de nuevos colegios con JEC.

No obstante, ante un año de incertidumbre y con cierta dificultad económica, muchos padres de familia pugnan por matricular a sus hijos en los colegios emblemáticos y de JEC, sabiendo que ahí están los docentes con mejores resultados en las evaluaciones y que cuentan con buena infraestructura. Tanto así es que en estos días hemos visto a padres de familia haciendo colas varios días para lograr una vacante para sus hijos.
La educación pública en Lima se imparte en 932 instituciones de primaria y 675 de secundaria; cada institución tiene, en promedio, entre 300 y 400 estudiantes y el 82% cuenta con 200 a más estudiantes, con varias secciones por año y un promedio de 30 alumnos por aula.
Por su parte, la escuela privada es un mundo absolutamente heterogéneo y presenta una serie de retos y dificultades. Para empezar, en la mayoría de colegios de los distritos más pobres de Lima, los estudiantes comprenden bastante menos de lo que leen los de las escuelas públicas, y no cuentan con infraestructura adecuada.

Uno de los pocos anuncios del ministro Idel Vexler ha sido la implementación de la Dirección de Tutoría y Orientación de Estudiantes, así como la reorganización de Pronabec, que, a su juicio, estaba sobredimensionado, y es notorio que ha perdido el impulso y la cobertura que alcanzó con la gestión anterior. Esperamos que antes del inicio del año escolar se anuncien novedades para afrontar las dificultades que presenta la educación pública, y por lo menos nos garanticen una adecuada negociación con el gremio magisterial a fin de evitar las huelgas, que es lo más perjudicial para los estudiantes.

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