Cómo enfrentar una nueva rutina
Compartir un espacio común de aprendizaje con amigos y compañeros crea en el niño una sensación de pertenencia que es interrumpida cuando los padres, por diversos motivos, se ven precisados a cambiarlo de colegio. La incertidumbre ante lo nuevo, las consecuencias de la adaptación y las nuevas relaciones que tendrá que establecer obligan a los padres a realizar el traslado de colegio tomando en cuenta diversas variables, para hacer de esta etapa un reinicio más llevadero.
Los recuerdos asociados a la experiencia escolar suelen ser, en muchos casos, los más felices en la vida de una persona. Lo ideal parecería ser haber estudiado muchos años en el mismo colegio. Pero a veces es preciso cambiar a nuestros hijos a otra institución educativa. La expectativa del niño no siempre es favorable, el temor al cambio y la incertidumbre de cómo será el trato que recibirá, tanto de los profesores cuanto de los alumnos, crearán una ansiedad que no hará propicia esta nueva experiencia. En lo concreto, los lazos que ha formado hasta ese momento quedarán rotos, pues sabe bien que deberá adaptarse a nuevos amigos y a una rutina diferente. El temor de enfrentarse a lo desconocido.
Esta separación no suele ser un alejamiento sin consecuencias, los primeros efectos no tardan en manifestarse: disminución en su rendimiento académico, desadaptación intensa que dificulta el descubrimiento de nuevas amistades e, incluso, el franco rechazo a establecerlas. Se vuelve antipático ante el nuevo grupo y habrá un resentimiento inicial hacia sus padres, a quienes culpará de este cambio inoportuno y doloroso que está experimentando. En el caso de los niños tímidos esta sensación se agrava porque tienen menos habilidades sociales.
Una de las maneras de saber si la elección del centro educativo fue correcta es la relación que mantiene el niño con su casa de estudios, es decir, si disfruta del aprendizaje, si se siente a gusto con sus nuevos amigos o si participa entusiastamente de las actividades extracurriculares, lo cual implica pasar más tiempo en el colegio.
Algunos consejos
Conscientes, pues, de que ingresar a una nueva institución genera ansiedad, es bueno conocer el lugar antes de asistir, buscando si es posible una persona que sirva de nexo. Además, es altamente recomendable conversar la decisión anticipadamente y con calma. Es importante que el niño se sienta seguro de enfrentar el cambio. He aquí algunas recomendaciones que se deben considerar a la hora de enfrentar el delicado proceso del cambio de colegio.
Explicar la decisión: Es importante que planteemos a nuestro hijo la causa del cambio en forma adecuada para su edad. Hay que dejar en claro, en todo momento, que la decisión del cambio es nuestra y no de él, así evitaremos sentimientos de culpa que no le pertenecen. Lo que se aconseja en estos casos es que los hijos se sientan confiados de la decisión de los padres; es decir, que sepan que ellos les están ofreciendo lo mejor para su educación y para su futuro.
Amable despedida: Es altamente recomendable organizar una despedida con sus compañeros y profesores —lo cual afianza procesos de vinculación— así como establecer contactos telefónicos (o de otro tipo) con sus seres más cercanos, a fin de evitar la sensación de pérdida.
Padrino: Otra opción es plantearle al profesor una persona que lo “apadrine”, es decir, que acoja al niño y lo presente ante los demás.
Barajar opciones: El ingreso a un nuevo colegio implica una decisión entre varias opciones. Para ello, los padres deben elaborar una lista y analizar las cualidades y fortalezas de cada colegio. En esta Guía ofrecemos un artículo sobre cómo evaluar adecuadamente una institución educativa. En general, lo ideal es que el colegio se ajuste a la personalidad, habilidades y conducta del niño. Por ejemplo, si hay problemas de lenguaje, no se debe optar por un colegio bilingüe. Además, siempre hay la posibilidad —en el caso de que el niño fuera rechazado en el examen de admisión— de conversar con la persona que lo evaluó y saber cuáles fueron los motivos de tal determinación.
Un solo cambio: Es aconsejable no someter al niño o joven a otros cambios durante este periodo, pues la adaptación requiere de una atención especial y es necesario apoyarlo en su proceso de integración.
Cuota de confianza: Los niños tímidos requieren de educación personalizada y de una institución acogedora, pues los profesores deben invertir mayor tiempo en ellos y una buena disposición para guiarlos.
Recomendaciones finales
Muchos niños salen de estudiar y, por la tarde, continúan con clases particulares de diversas materias; sin embargo, a pesar de ello, tienen dificultades para llevar el ritmo del colegio. Las clases de reforzamiento deben ser solo para nivelarlos en ciertas áreas por un lapso, no de forma indeterminada.
Más de una vez, la exigencia del colegio determina que los padres saturen al niño con clases extras de los cursos que no les gustan, y los restrinjan o retiren de actividades de las que disfrutan y donde su desempeño es destacado. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que hacen los niños y los padres para un buen desenvolvimiento escolar, esto podría no ocurrir, por lo que la autoestima del niño se verá dañada al sentirse inferior o menos que sus compañeros.
Si a su hijo le sucede más de algún caso contemplado anterior-mente, es momento de pensar en un cambio de colegio. Aunque a priori una opción así sea considerada un fracaso, en realidad y a mediano plazo puede ser una oportunidad para que el niño se integre a un nuevo plantel en otras condiciones, donde le presten más atención a las disciplinas y actividades que le gustan, disfruta y destaca.
Hay que tener en cuenta que los lazos de amistad duraderos se establecen desde la adolescencia y juventud, por lo que es fundamental tomar esta decisión lo más rápido posible, es decir, en los primeros años, durante la primaria. También, aprovechar que cuanto más pequeños sean, más fácil les resultará hacer y retomar amistades, así como integrarse a nuevos grupos.