Explorando los roles y desafíos para profesores y estudiantes
El diseño de programas de educación virtual requiere la comprensión de su real dimensión pedagógica. No se trata de replicar la experiencia presencial en un entorno virtual ni de abordarla como una solución provisional. Tampoco es suficiente improvisar con largas sesiones teóricas por videoconferencia, seguidas del envío de tareas por correo electrónico y breves tutorías vía Skype o WhatsApp (Pardo & Cobo, 2020). El aprendizaje digital puede ser beneficioso para estudiantes y profesores cuando se hace de la manera adecuada (Alenezi et al., 2023).
El verdadero reto es diseñar experiencias de aprendizaje que aprovechen el potencial de las tecnologías digitales para crear entornos educativos significativos. Esto requiere una reflexión sobre el rol de los docentes y estudiantes, así como una evaluación de las oportunidades y limitaciones de la modalidad virtual. El docente de educación superior debe ir más allá de la simple transmisión de contenidos, enfocándose en las competencias y habilidades que desea desarrollar en sus alumnos, y utilizando las herramientas más adecuadas para tal fin. Este proceso requiere de una visión integral que incluya tanto el contenido como el desarrollo de competencias transversales como el pensamiento crítico, la colaboración y la adaptación a entornos inciertos. Así, el docente se convierte en un diseñador de experiencias de aprendizaje personalizadas, que pueden tomar diversas formas: interacciones uno-a-uno, uno-a-muchos, y muchas otras dinámicas colaborativas y autónomas. Además, el docente actúa como “curador de contenidos” seleccionando lo más relevante entre la abundante información disponible y guiando a los estudiantes a desarrollar su capacidad crítica para discernir entre hechos y opiniones, entre lo valioso y lo accesorio.
En este contexto, las tecnologías también permiten conectar a los estudiantes con expertos mediante conferencias y seminarios web, facilitando el contacto con una red de conocimiento global (Chinkes, 2021). Este rol del docente no es exclusivo de una modalidad específica. Tanto en la enseñanza presencial como en la virtual o híbrida, el docente debe adaptar sus estrategias pedagógicas a las características y necesidades de sus alumnos, aprovechando las ventajas de cada entorno. Es crucial que el docente cuente con el apoyo institucional necesario para desempeñar este papel. El aula física y el concepto de créditos en horas son funcionales para la educación presencial, pero en la virtualidad se necesitan mecanismos que valoren el tiempo de los docentes y la dedicación de los estudiantes. Las plataformas digitales deben facilitar no solo la transmisión de información, sino también la interacción entre estudiantes y profesores, promoviendo una construcción colaborativa del conocimiento.
Para que la educación virtual prospere, se necesita un ecosistema educativo que respalde al docente y promueva la retroalimentación constante y personalizada. Esto es crucial para evitar el aislamiento de los estudiantes y garantizar su acompañamiento regular. Además, es fundamental definir estrategias de apoyo a los docentes, brindándoles acceso a asesoría, orientación sobre buenas prácticas y redes de colaboración con otras instituciones (Pabón et al., 2020). La adopción de la educación virtual implica un cambio cultural, además de uno tecnológico. Como bien señala Alenezi et al. (2023), uno de los mayores retos es lograr que los profesores modifiquen sus métodos de enseñanza. Un componente esencial en este ecosistema educativo es la figura del tutor, quien brinda un acompañamiento personalizado y continuo a los estudiantes. El tutor apoya al docente al ofrecer seguimiento regular, resolver dudas y proporcionar retroalimentación constante. Esto es particularmente importante en entornos virtuales, donde el tutor puede mitigar el aislamiento de los estudiantes y fortalecer su motivación y compromiso, asegurando así una experiencia educativa más integral y cercana.
En cuanto a los estudiantes, es necesario romper con la concepción de que el profesor es el único poseedor del conocimiento. En su lugar, se debe fomentar la autonomía del estudiante, haciéndolo partícipe en la organización didáctica. Los estudiantes deben ser protagonistas en su propio proceso de aprendizaje, lo que implica darles libertad para explorar, aplicar lo aprendido y evaluar críticamente sus propios avances. El diseño pedagógico debe ser flexible, adaptándose a las diversas realidades de los estudiantes, como su acceso a internet, disponibilidad de dispositivos y estilos de aprendizaje.
Es importante reconocer también que para aprovechar los beneficios de la tecnología en la generación de aprendizajes es imprescindible no solo contar con habilidades digitales; sino también, con autonomía, autodisciplina y motivación para participar de manera activa en las actividades de aprendizaje que son aspectos clave en la educación a distancia. Tal como es sugerido por Martínez (2008), en la educación a distancia, si bien la mediación tecnológica es de suma importancia, el centro de las actividades es el estudiante y su fundamento es el autoaprendizaje. En el desarrollo de habilidades como la autorregulación y la autonomía, es esencial tener en cuenta las curvas de aprendizaje que puedan enfrentar y acompañarlos en este proceso. También es crucial reflexionar sobre el papel de la educación superior en compensar las carencias de la educación básica y en abordar las necesidades socioemocionales de los estudiantes, que pueden verse afectadas por el exceso de tiempo en pantallas y la falta de interacción presencial.
Referencias
Alenezi, M., Wardat, S., & Akour, M. (2023). The need of integrating digital education in higher education: challenges and opportunities. Sustainability, 15(6), 1-12. https://doi.org/10.3390/su15064782
Chinkes, E. (coord.). (2021). Estrategia y transformación digital de las universidades: un enfoque para el gobierno universitario. Banco Interamericano de Desarrollo / Fundación Universia. http://dx.doi.org/10.18235/0004200
Martínez, C. (setiembre de 2008). La educación a distancia: sus características y necesidad en la educación actual. Educación [PUCP], 17(33), 7-27. https://doi.org/10.18800/educacion.200802.001
Pabón, M., Barrera, L., & Vergara, S. (julio-diciembre de 2020). Recomendaciones para fomentar la calidad en prácticas educativas mediadas por tecnologías digitales. Virtu@lmente, 8(2), 1-24. https://doi.org/10.21158/2357514x.v8.n2.2020.2896
Pardo, H. & Cobo, C. (2020). Expandir la universidad más allá de la enseñanza remota de emergencia: ideas hacia un modelo híbrido post-pandemia. Outliers School. https://outliersschool.net/wp-content/uploads/2020/05/Expandir_la_universidad.pdf