La hora de la acuicultura en el planeta

Pocos países como el Perú cuentan con condiciones tan favorables para desarrollar el producto pesquero y el cultivo de peces en condiciones controladas. En uno u otro caso, el aporte a la subsistencia alimentaria mundial parecería no solo estar garantizado, sino que impulsaría la demanda de profesionales que se hagan cargo de estas actividades productivas.

La onda ecológica a nivel mundial que ha capturado la preferencia de los consumidores, motivada por la cuidadosa elección de productos que garanticen seguridad y salubridad en los alimentos, se ha vuelto tan importante que es prácticamente decisiva a la hora de comprar. Tal hecho ha impulsado la demanda de productos orgánicos es decir, (elaborados sin agentes químicos nipesticidas) a nivel mundial.

Los factores que se tienen en cuenta a la hora de decidirse por un producto elaborado con todas las de la ley, ecológicamente hablando, están vinculados a su conveniencia, el empaquetado, el precio, su sabor, y si satisface el estilo de vida del consumidor. Al ser un mercado nuevo, los productos orgánicos tienen un alto techo de desarrollo en nuestro país, en donde las necesidades de los consumidores no cesan de explorarse. Y en este amplio espectro de necesidades, los productos provenientes de la acuicultura tienen un futuro más que promisorio.

Enfrentando la escasez
Uno de los problemas que tienen que enfrentar los productores de pescado destinado al consumo humano es que su pesca se ve amenazada por las serias proyecciones de escasez y por la contaminación de los mares. Una alternativa a esta falta de materia prima es la acuicultura, es decir, el cultivo de peces en piscigranjas controladas y con alta productividad, que permite enfrentar favorablemente las proyecciones negativas de la pesca industrial y artesanal.

Se prevé, así, que en los próximos veinte años la acuicultura vendrá a solucionar el problema mundial de abastecimiento de pescado, además de contribuir significativamente a la seguridad alimentaria, a la mitigación de la pobreza y al bienestar social de muchas comunidades y países. Asimismo, esta tecnología puesta al servicio del cultivo de peces redunda positivamente en el manejo de los recursos naturales tanto de las comunidades cuanto de las familias dedicadas a esto. No hay que olvidar que un gran porcentaje de la producción mundial procede de productores en pequeña escala de los países en vías de desarrollo y de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos.

Este crecimiento seguirá en ascenso en los próximos años, pues el aumento sostenido anual de capturas de pescado arroja un 8.9% más que otras actividades, como la pesca (1.2%) y las carnes (2.8%).

Integración
Una de las fortalezas del cultivo de peces bajo condiciones controladas es que su práctica no es excluyente sino que puede integrarse, como de hecho se integra, a otras actividades, tales como la agricultura, ganadería, cultivo de bosques, crianza de animales, turismo ecológico, producción de productos ecológicos y orgánicos, siempre con el objetivo de preservar el medio ambiente.
Esta integración que comparte recursos y disponibilidad tecnológica en condiciones, digamos, no industriales aún, favorece la conservación de los ecosistemas implicados y permite una productividad diversificada, por lo que es una opción más que interesante para los pequeños productores de comunidades en vías de desarrollo.

Entre las muchas condiciones con las que cuenta nuestro país para el crecimiento de la acuicultura podemos mencionar las características climáticas favorables (21 microclimas), innumerables extensiones de espejo de agua (12,000), posición geoestratégica a nivel de América, convenios favorables de tratados de libre comercio, el APEC y otros, proveedores de harina de pescado de altísima calidad a bajo precio y sobre todo la existencia de profesionales capacitados y con amplia experiencia.

Retos y posibilidades
No obstante lo anterior, queda mucho por hacer en cuanto al desarrollo de las empresas medianas dedicadas a la acuicultura para que su competitividad alcance niveles internacionales.
Hace falta, por ejem-plo, programas que motiven y fomenten su crecimiento, lo cual debe considerar la innovación tecnológica, los procesos infor-máticos, las alianzas estratégicas, el desarrollo inclusivo, entre otros.

La acuicultura es una actividad que se realiza tanto en la sierra como en la selva con un enorme potencial destinado a la exportación, pero para ello es necesario no solo ofrecer valor agregado a la materia prima, sino cumplir los estándares internacionales de empacado y presentación, además, claro está, de obtener la certificación orgánica para poder acceder al mercado europeo.
A este respecto, se ha avanzado en el cultivo de especies destinadas a la exportación, tales como la trucha, el pejerrey de agua dulce y el paiche. Tienen buenas perspectivas otras como la tilapia, el bagre, la gamitana, el sábalo, que, para el 2015, podrían alcanzar las 25 mil toneladas con un valor aproximado de US$100 millones.

Una de las especies de mayor aceptación en este sector es la concha de abanico, cuya producción se incrementa anualmente en 50%, y en Sechura alcanza el 60%. Esta cifra ha impulsado que el crecimiento de la acuicultura en el Perú se haya dado a un ritmo de 20% anual entre el 2000 y el 2009.
Asimismo, la siempre presente trucha, que se cultiva en la sierra, triplicará su producción en los dos próximos años. Para el 2010 la cifra fue de mil toneladas y para este año se estima un incremento de 150%.

En general, se prevé que las ventas de estos productos al exterior alcancen las 33 mil toneladas por un valor de US$280 millones. La Asociación de Exportadores ha señalado que para el año pasado se habían exportado US$118.6 millones en productos acuícolas. Para el 2015 la cosecha acuícola podría alcanzar las 125 mil toneladas, lo cual superaría en más de 30 mil toneladas la producción del año pasado.

Un dato interesante que augura un futuro promisorio para la acuicultura en el Perú es que los países asiáticos ya llegaron a un techo en volúmenes de producción. Si se considera que concentran el 90% de la producción mundial acuícola, y que en América Latina y el Caribe recién se emprende este negocio, el trecho que tiene nuestro país es muy largo y expectante, como el que ya han iniciado con éxito Brasil y México.

En cuanto al consumo mundial de productos acuáticos, estudios de la FAO estiman un aumento de 15.8 kg a 17.1 kg en el 2020. Esto se debe no solo a que la población mundial será más numerosa, sino a la percepción favorable en el consumidor de los valores nutritivos del pescado en comparación a otras fuentes de proteína. No hay que olvidar que se trata de productos libres de transgénicos (OGM), no emplean fertilizantes sintéticos, hormonas, ni pesticidas y herbicidas sintéticos. Por ello, la alimentación futura de la humanidad tiene en la acuicultura a una de sus mayores y más seguras fuentes de suministro.

Este sector demandará:
Emprendedores e ingenieros en acuicultura, pesquería, industriales, industrias alimentarias, naval, gestión ambiental, y profesionales en biología, biotecnología, nutrición, genética, así como técnicos en producción acuícola, cultivo de moluscos, salud de peces, maricultura, piscigranjas, tratamiento de aguas y recirculación, transporte y logística.

Una respuesta a “La hora de la acuicultura en el planeta”

  1. ISABEL dice:

    en que consiste le tratamiento de agua y recirculacion

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